Asociación de Personas con Síndrome de Down, Murcia

Abstract

Desde el primer momento siempre estuvo presente la idea de investigar sobre la accesibilidad cognitiva, para ello, se pensó en la construcción de un espacio donde los usuarios se sintieran seguros, y al mismo tiempo proponer un edificio que se recorriera con una extremada claridad. En relación con la seguridad se propone una sucesión de recintos de protección que van desde el límite de la parcela hasta las habitaciones donde se desarrollan las actividades. En cuanto a la claridad, se toma la decisión de desarrollar un esquema lineal donde el espacio de circulación recorre el edificio longitudinalmente, y en el que irán apareciendo los programas en una secuencia ordenada. Un primer recinto lo define un muro de ladrillo sobre el límite de la parcela, el mismo material que construirá el edificio. Construir este primer recinto sobre el límite de la parcela consigue un cierto aislamiento del entorno inmediato, y se potencia la creación de un espacio propio donde interior y exterior estén integrados: un edificio en un jardín o un jardín que contiene un edificio. Un segundo recinto es el que configura la espina dorsal del edificio: un espacio dinámico de circulación, pero también de convivencia y de relación: una calle, un espacio plenamente accesible, donde todo el mundo, tenga o no una discapacidad, se mueve por los mismos recorridos sin discriminación. Los diferentes sistemas de circulación: rampas, escaleras, ascensores, corredores, galerías, conviven y entre ellos se configuran espacios de exposiciones, ocio, reuniones improvisadas o conversaciones espontaneas … actividades que darán mucha vida a este espacio y ayudarán a construir el concepto de Comunidad. Otra investigación en este proyecto es la de trabajar en la concreción de un espacio panóptico, espacio en el que desde muchos puntos del recorrido se es capaz de controlar todo el interior del edificio y, por tanto, es muy fácil orientarse. Es el propio espacio el que guía a las personas y por tanto se sienten seguras. El tercer nivel de espacio seguro son las propias estancias de actividad, accesibles siempre desde la espina central, y de ésta a los paquetes temáticos. Estos paquetes se organizan según la naturaleza de las actividades; cognitivas, de desarrollo del cuerpo, avituallamiento, descanso, recreo, manualidades, comportamiento en grupo, u otras puramente funcionales como la gestión administrativa del centro o las instalaciones y servicios. Por tanto, el edificio define un encadenado de espacios en los que los usuarios siempre se sienten seguros. Un orden definido por el espacio central que no es más que una calle, planteada como un lugar de convivencia y relación social. Un espacio longitudinal, paralelo a la dimensión larga de la parcela, en el que se van enlazando, a un lado y otro, las distintas piezas del programa. El usuario se moverá por este espacio sin esfuerzo, percibiendo siempre el conjunto del edificio, controlando los límites de la parcela y encontrando las diferentes salas donde desarrollar sus actividades. No existen circulaciones secundarias o esquemas complejos o laberínticos. Una línea define el movimiento y desde esta se llega a todos los espacios: sencillo, eficaz, claro. Las estancias, vuelven a ser espacios seguros, abiertos por un lado al espacio de circulación y por otro al jardín. Todo este concepto espacial estará apoyado por un sistema de señalización, una red cognitivo – visual en la que se grafían recorridos en suelos, paredes y techos, se acompañan de iconos, códigos de color y texturas que asistirán a los usuarios en su movimiento por el edificio y que les permitirán reafirmar su orientación en cualquier punto del edificio.