Centro de Tecnología Química en la Universidad de Alicante

Abstract

El edificio se encuentra al final del parque que rodea el campus por poniente, incrustado en el terreno, semioculto por un talud de tierra y arbolado. De espaldas a la vía de circunvalación, vuelto sobre sí mismo, desgajado en dos unidades que se miran, deseando ser un único espacio, el nuevo edificio recrea un mundo propio, al margen del entorno, pero formando parte determinante de él. La posición relativa de las unidades garantiza un aprovechamiento óptimo de la luz natural, ya que las secciones aseguran su presencia. La distribución del espacio interior obedece a una extrema racionalidad en la que las instalaciones y los recorridos entre las piezas se convierten en la garantía de un adecuado funcionamiento. El tratamiento de la sección, las dobles circulaciones, los paños acristalados y las transparencias propician una riqueza de espacios y perspectivas que generan en el interior del edificio un mundo propio a la imagen del exterior. Se ha intentado que la construcción refuerce las intenciones del proyecto, es decir que haya una integración entre los sistemas constructivos y las ideas que alimentaron la propuesta. La estructura de hormigón armado define el espacio y el esquema del edificio. El edificio de laboratorios mediante tres crujías, y el de las naves solamente una. Los muros cortina de las fachadas recayentes al patio son: la del edificio de laboratorios; carpintería de aluminio y una combinación de vidrios transparentes y opales dibujando un despiece que informa sobre las distintas áreas de trabajo. En el edificio de las naves; la carpintería de acero galvanizado y policarbonato en la zona alta y abajo grandes puertas revestidas de una lama de aluminio anodizado. Los sistemas de techos registrables y los muros técnicos donde discurren las instalaciones resuelven las sofisticadas “tripas” del edificio.