La financiación corrupta de los partidos políticos. A propósito del «Caso Pallerols»

Abstract

Constituye un lugar común afirmar que los partidos políticos desempeñan un papel protagonista en el sistema político español, entre otras razones, porque «expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son el instrumento fundamental de la participación política» (art. 6 CE), así como por la presencia o, en su caso, su influencia en la práctica totalidad de las instituciones políticas y administrativas del Estado. Ahora bien, la relevancia que tienen los partidos ha llevado a que el sostenimiento económico de los mismos se convierta en una pieza clave de los procesos políticos. Según Ariño Ortiz, «la financiación de los partidos no es un elemento instrumental de su actividad, sino que, por el contrario, es actualmente uno de los parámetros que configuran los rasgos esenciales de la democracia representativa del país. Las relaciones recíprocas -añade- entre partidos y candidatos, y entre partidos y sociedad civil, dependen en gran medida de cómo se articule la financiación de unos y otros». En efecto, los modernos partidos se han convertido en «maquinarias electorales» que, en lugar de fortalecerse como organizaciones de militantes que sufragan sus gastos con cuotas y trabajo voluntario, han privilegiado la obtención de subvenciones públicas y de donaciones de grupos económicos como vías para hacer frente a los gastos que generan las frecuentes campañas electorales. En este contexto de búsqueda de recursos económicos se aprecia de manera más acusada el fenómeno de la corrupción en la financiación de los partidos políticos.