Contexto analítico.
Viciana, Francisco (2004): "Mortalidad", en VVAA, Tendencias demográficas durante el siglo XX en España. Madrid, INE, pp. 77-118 mortalidad.pdf
La mortalidad junto con la natalidad son los dos componentes a partir de los cuales se analiza el crecimiento natural de la población. De la combinación de las dos variables: se determina la dinámica natural, o crecimiento en términos aritméticos, de la población; resultan específicas estructuras demográficas; y se realizan las proyecciones demográficas.
El estudio de la mortalidad transciende del ámbito exclusivamente demográfico. Tradicionalmente sus principales indicadores (la esperanza de vida y la tasa de mortalidad infantil) son interpretados como indicadores indirectos del progreso y nivel de desarrollo de la región que representan. El gran avance de la humanidad ha sido el ganar años de vida, o lo que es lo mismo, el homo sapiens es uno de los mamíferos más longevos.
De todos los fenómenos demográficas, sin lugar a dudas, es la mortalidad el que cuenta en demografía con más tradición no en vano el origen de ésta se remonta al estudio en 1662 de las Bills of Mortality londinensas y a su autor, John Graunt, se le atribuye la paternidad la nueva ciencia. El estudio de la fecundidad se sitúa a inicios del siglo XX.
La palabra demografía aparece por primera vez en 1855 de la pluma de Achille Guillard (1799-1876). En 1855 Guillard publicó Eléments de statistique humaine, ou démographie comparée en donde escribiría: no hay un economista o un publicista que no recoja el imperio de la ley de Población sobre todos los hechos sociales. Se trata más de un bautismo tardío que de su nacimiento pues las bases científicas de la demografía se habían establecido en los siglos XVII y XVIII con los trabajos convergentes de los ingleses, JohnGraunt (mercader de tejidos y camisero de oficio) y Edmund Halley (astrónomo). John Graunt fue el primero que ilustró la aritmética política con las Natural and Political Observations Mentioned in a a Following Index, and Made upon the Bills of Mortality, UIT Reference to the Government, Teligion, Trade, Growth, Air, Diseases and the Several Changes of the Said City. Su obra salió de imprenta el 25 de enero de 1662. El título, muy explícito, demuestra claramente la amplitud de miras del autor: para él las listas de defunciones no son únicamente un juego estadístico, sino que permiten investigar los factores biológicos y socioeconómicos de la mortalidad. La elección del título de la obra parte de una postura perfectamente consciente: Graunt estaba convencido de la utilidad de las investigaciones de este tipo para llegar a un mejor gobierno de los hombres. Graunt, por ello, fue el precursor de la demografía y de una de sus principales dimensiones: la de la aritmética política que su discípulo y amigo W. Petty desarrollará al enfocar otros fenómenos colectivos de la vida social. Graunt no estaba iniciado profesionalmente en las especulaciones científicas; era un próspero e inteligente comerciante de tejidos, pañero católico, que se dedicaba a otras actividades sociales (fue comandante de las milicias municipales). Los Bills of Mortality, los boletines de defunciones, que se presentaban con regularidad, cada semana, a partir de 1603 por la Oficina de los clérigos de parroquia, le proporcionaron la integridad de su documentación.
Todos los martes se publicaba una la relación de defunciones ( a veces de nacimientos) registrados en las diferentes parroquias de Londres. A partir de 1629 se indicaron las causas (según se entendía en la época).
Estas listas, que reflejaban ciclos de mortalidad, constituían un excelente barómetro en caso de epidemia, sobre todo de peste, que utilizaban los ricos para intentar ponerse a salvo fuera de la ciudad.
Para Graunt estas listas acabaron siendo objeto de análisis científico. Su profundidad y extensión sorprendieron por tratarse de especulaciones totalmente nuevas.
En su obra los presenta en forma de tablas numéricas y de series cronológicas clasificadas por parroquias y causas de defunciones. Le acompañan críticas a las cifras, cálculos (medias, intenta deducir la magnitud de la población londinense así como su tasa de crecimiento, incluso trata de evaluar la del reino y predicciones). Graunt destacó la constante relación entre los sexos al nacer y en el conjunto de la población -al comprobar que en el conjunto de la población hombres y mujeres existían en número comparable demostró que la religión cristiana, al prohibir la poligamia, estaba de acuerdo con las leyes de la Naturaleza-. Pero, sin lugar a dudas, su logro más importante fue la de relacionar la edad con el número de defunciones y número de supervivientes esbozando lo que hoy se conoce como la tabla de mortalidad.
A partir de la clasificación de fallecidos, según causa, dedujo una distribución aproximada según la edad. De esta manera llegó a proponer una descripción racional del proceso de la mortalidad. Descubrió que de cada 100 personas que nacían en Londres, sólo 16 se guían con vida a la edad de 36 años y solo tres a la edad de 66 años. Con estos datos descubrió la alta incidencia de mortalidad infantil en Londres y encontró que existían pautas regulares en la normalidad registrada en las distintas partes de la ciudad. Según él cada 100 niños recién nacidos sobreviven los siguientes: (tabla de Graunt): a los 6 años, 64; a los 16, 40; a los 26, 26; a los 36, 16; a los 46, 10; a los 56, 6; alos 66, 3; a los 76, 1; y a los 80, 0.
Ello supuso una revolución conceptual pues hasta entonces se había vivido con la curiosa noción de edades climatéricas, probablemente heredada de la astrología y numerología mesopotámicas: tanto los hombres del renacimiento como de la Antigüedad estimaban el peligro de morir con una edad múltiple de 7 y, sobre todo, a los 63 años, calificada de gran climatérica. La doctrina cristiana rechazaba esta superstición y hacía de la muerte un fenómeno meramente contingente ligados a los pecados de los hombres y a la voluntad divina.
Graunt no llegó a calcular la esperanza de vida que podría deducirse de la tabla de supervivencia pero realizó algunos cálculos que demuestran la conciencia que tenía de la relación que existía entre los datos de población (estimó el número de hombres en situación de llegar a las armas; el número de mujeres en edad fecunda, luego el de las familias y por fin, el de la población de Londres. Esta se estimó en 384.000 cuando actualmente se piensa que debió ser de 6 ó 7 millones.
Su método fue impreciso y especulativo. Sin embargo, la calidad de sus razonamientos y el hecho de convertir determinada realidad social en objeto de estudio tan sistematizado fue novedoso.
Graunt es considerado el padre de la demografía porque supo iniciar el entramado estadístico necesario para el recuento de los individuos (como todo o como partes) y para el recuento de los acontecimientos que influyen, más o menos, directamente, en el número y distribución de esos individuos (nacimientos, matrimonios, defunciones). Además, estos cálculos no solo sirven para saber más de la sociedad sino que entre ellos se presentan toda una serie de lazos más o menos complejos que Graunt había percibido y cuyo análisis es la misión propia del demógrafo.
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